DOMINGO VEINTIDOS EN TIEMPO ORDINARIO (septiembre 1, 2024)

Enfasis Sugerido

“Reciban humildemente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y que tiene la capacidad para salvar sus almas”.

Perspectiva Salesiana

Las tradiciones son cosas poderosas. Ya sea la cazuela especial que nuestra abuela prepara para la cena del día de acción de gracias, o quiénes serán los anfitriones la noche de Navidad o para la Pascua, o a dónde vamos a ir de vacaciones con la familia, o los rituales con los que rendimos homenaje cuando uno de nuestros seres queridos muere, o algo tan simple como en qué puesto de la mesa se sienta cada quien a hora de comer, las tradiciones hacen parte integral de nuestra vida. Cuando son positivas, las tradiciones nos dan un sentido de identidad, estabilidad, y valor, especialmente en momentos en que nuestras vidas se enfrentan a múltiples cambios.

Pero las tradiciones también pueden ser negativas, especialmente cuando se distancian de los valores que se supone deberían sustentar y proteger. Jesús era muy consciente de esto como lo sugiere el relato del Evangelio de hoy. El desafió a los Fariseos sobre su uso de las leyes en materia de pureza espiritual. Jesús consideraba que ellos estaban utilizando las tradiciones para juzgar a los demás de manera injusta, y así mismo determinar quienes quedaban “dentro” o “fuera” del circulo de la misericordia y el amor de Dios. Como si ellos, y no Dios, fuesen quienes determinan la rectitud y la dignidad religiosa de las personas!

Ciertamente la Palabra de Dios este domingo nos reta a que caigamos en cuenta del poder de las tradiciones en nuestras vidas. Si son positivas, debemos permitir que continúen haciendo parte de nuestras vidas. Pero si son comportamientos o incluso actitudes negativas—antiguas rencillas que no podemos olvidar, dolores pasados que no podemos perdonar, patrones de comportamiento que implican hacer elecciones o dar lugar a pensamientos destructivos, de los cuales pareciera que no podemos escapar- entonces, con la gracia de Dios ya “depositada en nosotros” debemos hacer algo por cambiarlas.

San Francisco de Sales sugería que cuando estas antiguas “tradiciones” negativas nos hagan menos de lo que, siendo hijos de Dios, hemos sido llamados a ser debemos concentrarnos en “el momento actual”. El pasado no nos define, y no podemos hacer nada para cambiarlo, lo único que podemos hacer es olvidarlo. El futuro aún esta por suceder. Pero lo que sí tenemos es el aquí y ahora, el momento actual, y la gracia de Dios en este momento. 

Es solo en el momento actual que podemos reemplazar los comportamientos y las actitudes negativas por nuevos comportamientos y actitudes que den nuevo valor a nuestra vida. Cuando nos concentramos en acceder al amor de Dios, sembrado en nosotros, para así hacer nuevas elecciones de “momento actual” en “momento actual”, nos encaminamos rumbo al nuevo comienzo de unas “tradiciones” positivas. Estas serán nuestro sustento en el presente, y nos moldearán para el futuro, haciendo de nosotros individuos que “hacen justicia y viven en presencia del Señor”.

Empecemos hoy una nueva tradición de vivir en el “momento actual” con la gracia de Dios. Esa es una tradición que vale la pena mantener a lo largo del tiempo… por el resto de la vida!

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